martes, 18 de mayo de 2010

Asilo de lavanderas. Río Manzanares.

Puerta de San Vicente y estación del Norte.El origen de la Puerta de San Vicente se remonta a 1726, cuando el marqués de Vadillo encargó a Pedro de Ribera la construcción de una puerta monumental que sustituyera a una anterior –denominada del parque- y que por aquel entonces estaba derruida. La nueva puerta, compuesta por tres arcos, adoptó el nombre de San Vicente por estar adornada con la estatua de dicho santo.

En 1770 fue derribada con motivo de las obras de remodelación de la Cuesta de San Vicente y de los nuevos accesos occidentales del palacio real. Poco tiempo después, Carlos III encargó a Francisco Sabatini la construcción de una nueva, cuyas obras terminarían en 1775.

La nueva puerta se situó un poco más abajo que la anterior y se componía de un arco y dos postigos. El arco, adornado con dos columnas dóricas por la parte de fuera y dos pilastras del mismo orden hacia el interior, estaba coronado por un frontispicio triangular rematado por un trofeo militar. A los lados se situaron los dos postigos, más bajos y coronados también por trofeos. Esta puerta de Sabatini corrió la misma suerte que las anteriores, fue demolida en 1890 para aligerar el tráfico de la zona, aunque ha sido reconstruida recientemente aprovechando las molduras de las cornisas superiores que todavía se conservaban de la original. El resto es una reproducción, destacando la cabeza del león, y los grupos de instrumentos musicales, banderas y armas, realizados por José Luis Parés Parra. Fue inaugurada el 25 de abril de 1995.

La estación del Norte está situada sobre parte de los terrenos de la antigua posesión del Príncipe Pío, de ahí que también se la conozca con este nombre. Su denominación como Estación del Norte se debe a que fue construida por la Compañía de los Ferrocarriles del Norte –de capital francés-, como cabecera de una línea férrea que enlazara Madrid con la frontera francesa a través de Castilla León, Asturias, Cantabria y el País Vasco.

Las obras, que comenzaron en 1859, consistieron en un primer momento en un sencillo embarcadero y un puente que permitiera salvar a las vías el río Manzanares en su discurrir hacia Aravaca y Pozuelo. Todo ello fue realizado por ingenieros galos, de ahí, que a partir de ese momento el mencionado puente empezara a ser conocido por el apelativo “de los franceses”.

Esta primitiva estación, operativa ya desde junio de 1861, pronto quedó pequeña para el cada vez más numeroso tránsito de viajeros y mercancías, por lo que en 1876 se aprobó un proyecto de los ingenieros franceses Biarez, Grasset y Ouliac, para la construcción del edificio actual.

Las obras comenzaron en 1881, realizándose en un primer momento la gran nave de 150 metros de longitud con un ancho de 40 metros para establecer la estructura de hierro y cristal. En cuanto a la cubierta, de cuchillos atirantados, fue realizada por el ingeniero Mercier -también francés-, combinando los sistemas Poleçeau y De Dion. Fue inaugurada el 8 de julio de 1882.

Posteriormente, el edificio ha sufrido varias modificaciones y ampliaciones. Entre 1902 y 1906 se prolongó la cubierta mediante dos naves, y entre 1926 y 1933 el conjunto se amplió con la edificación de un pabellón destinado a salidas y oficinas de empleados.

Lavaderos en el Manzanares, junto al Puente del Rey. Existían otros junto al puente de Segovia y al de Toledo. Desempañaban esta labor mujeres humildes, viudas o madres de familias numerosas. Su jornal era de unos seis reales.





Junto al Puente del Rey y la Puerta de San Vicente estaba el asilo de lavanderas. Este espacio lo ocupa ahora el monumento que recoge los cambios urbanisticos de la zona desde los primeros años de siglo XIX.

En 1871 la reina María Victoria mandó construir junto a la Glorieta de San Vicente un asilo para los hijos de las lavanderas, para que fueran cuidados mientras sus madres echaban el jornal. Tras la guerra civil el asilo desapareció y en 1946 fue reedificado entre los paseos de Pontones e Imperial, pero dejó de dársele este uso por la cada vez menor actividad de esta profesión.

A fines del siglo XIX había un centenar de lavaderos en el río Manzanares y casi 4.000 lavanderas.

Un grupo de monjas acogía a los hijos de las lavanderas mientras estaban trabajando. Los niños debían tener menos de cinco años y en el asilo de las lavanderas había seis camas por si alguna lavandera sufría un accidente y necesitaba ser atendida.

En el siglo XVII, Pío de Saboya, II principe de San Gregorio, casa con Juana de Moura, III duchessa di Nocera, V marquesa de Castel-Rodrigo, IV condesa de Lumiares, hija del gobernador de Portugal, Francisco Moura y Corte Real y Melo, muerto en 1675, I duca di Nocera, III marqués de Castel-Rodrigo, II conde de Lumiares, que era el propietario de los terrenos que se conocen como montaña del Principe Pio y donde se construye un palacio que pasa a su hija y heredera.

Francisco Moura y Corte Real y Melo casa con Ana de Moncada y de Aragón, hija de Antonio Moncada y de Aragón, IV duqude Montalto, V duque de Bivona, y de Juana de la Cerda, hija de Juan de la Cerda y Aragón VI duque de Medinaceli. Es hijo de Juana y su marido Francisco Pío de Saboya y Moura, VI marqués de Castel Rodrigo, Grande de España en 1720, III marqués de Almonacid de los Oteros, V marqués de Lumiares, IV duque de NOCERA, III principe de San Gregorio. Casa con Juana Spínola de la Cerda y Colonna, hija de Carlo Filippo Spínola Colonna, IV marqués de los Balbases, duque de San Severino y de Sesto, y de Isabel María de la Cerda y Aragón de los VIII duques de Medinaceli: con sucesión.

Luis de Moura Atouguia, alcaide mayor de Castel Rodrigo, en Portugal, fue I señor de Moura en 1284 por donación de la reina Beatriz, viuda de Alfonso III de Portugal, de él,

Cristóbal de Moura y Távora, I conde y I marqués de CASTEL RODRIGO en 1598, Grande de España en 1607, primer sumiller de corps y camarero mayor de Felipe II, embajador en Portugal en 1579, Virrey de Portugal de 1607 a 1613, pasó a Castilla al servicio del rey Felipe II, muere en 16131. Padre de Manuel, II marqués de CASTEL RODRIGO, que sigue, y de

Beatriz de Moura y Corte-Real que casa con Fernando Enríquez de Ribera Girón, II duque de Alcalá de los Gazules, V marqués de Tarifa, VIII conde de los Molares, adelantado de Andalucía, con sucesión.

Manuel de Moura y Corte-Real, I conde de Lumiares en Portugal en 1607, II marqués de CASTEL RODRIGO casa en 1613 con Leonor de Melo, hija de Nuno Alvares Pereira de Melo, IV conde de Tentugal, y de Mariana de Castro Osorio Moscoso, de los V condes de Altamira. Padres de

Francisco de Moura y Melo, II conde de Lumiares, III marqués de CASTEL RODRIGO, I duque de NOCERA, Nápoles en 1656, señor de Terranova, gentilhombre del rey Felipe IV, de su Consejo de Estado, embajador en Viena 1651, capitán general y gobernador de Flandes y Borgoña, presidente del Consejo supremo de Flandes, caballerizo mayor de la reina María de Austria, muere en Madrid en diciembre 1675. Casa en 1639 con Anna María de Moncada y Aragón, hija de don Antonio Moncada de Aragón, entre otros, IV principe de Paternò, VI duque de Montalto, V duque de Bivona, conde de Adernò con Centorbi e Biancavilla, y de Juana de la Cerda, hija de Juan de La Cerda y Aragón, VI duque de Medinaceli, y de su primera mujer Ana de la Cueva y de la Lama de los V duques de Alburquerque y III marqueses de la Adrada. Con sucesión.



El Ducado de Nocera es un título nobiliario español, creado por Felipe IV el 10 de agosto de 1656 a favor de Francisco Moura y Corte Real y Melo, III marqués de Castel-Rodrigo, II conde de Lumiares.

El título se creó sobre el Reino de Nápoles, con la denominación originaria de Duca di Nocera.

Fue rehabilitado por Alfonso XIII, en 1922, a favor de Alfonso Falcó y de la Gándora, XVI marqués de Castel-Rodrigo, con la denominación actual de Duque de Nochera.

Su denominación originaria hace referencia a la localidad de Nocera, Provincia de Salerno, en la región italiana de Campania.

1 comentario:

  1. María Velázquez6 de marzo de 2013, 9:27

    En cuanto al Asilo de Lavanderas, desde los principios del siglo XX, entre los habitantes del Paseo de la Florida era conocido como Colegio de Amadeo e iban a él los niños de esa calle aunque sus madres no eran lavanderas. Allí fueron varios miembros de mi familia y yo estuve a punto de ir al del Paseo Pontones, que desde que se abrió fue un colegio de monjas, aunque se siguiera llamando de las lavanderas

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